Un piso para vivir y recibir, compartir la vida buscaba su dueña, y así su casa se transformó en un lugar diáfano y acogedor, plagado de detalles como los pupitres de la zona de lectura, un comedor integrado a la cocina y los elementos originales que pudieron mantener como las vigas o los pisos con el encanto del paso de los años...
La decoración realizada por la francesa Karin Mantoux destaca por la armonía y la calidez, donde juegan piezas rústicas traídas de Francia y otras mid-century escandinavas e italianas.
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