Los clásicos nunca mueren, y el sofá Chesterfield más que un clásico es un ícono del diseño británico.
Su origen además de elitista y exclusivo, data de principios del Siglo XIX, época en que se usaba en los elegantes, tradicionales y machistas clubes ingleses.
Su nombre honra al Conde de Chesterfield, quien había ordenado un sillón fuerte y robusto, pero que tuviera los brazos y el respaldo a la misma altura para así sentarse con la espalda recta y no arrugar el uniforme.
Esto cuenta la historia sobre como nació una de las piezas más clásicas de la decoración de interiores, y que pronto se adaptó a las diferentes épocas que le tocó atravesar para mantenerse vigente.
Fotos: CasaVogue Brasil, HomeDsgn, Google Images
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